Ponyo en el acantilado: La Sirenita según Miyazaki
8 octubre, 2015 / 8337
Vaya por delante que no considero esta obra del maestro Hayao Miyazaki una revisión ni copia ni nada por el estilo de la historia creada por Hans Christian Andersen ni de la famosísima versión azucarada pero efectiva creada por la Fábrica de Sueños, simplemente es por el hecho de que ambas obras comparten ciertos aspectos que pueden recordar pero nada más. En esta película, más dirigida hacia el público infantil que a los seguidores fieles del maestro adoradores de filmes de la talla de Porco Rosso o La Princesa Mononoke, Miyazaki se adentra en un maravilloso cuento demasiado positivo pero visualmente precioso.
El director de Mi Vecino Totoro ha demostrado que sabe crear personajes carismáticos y llenos de vida y fuerza como nadie, y esta película de 2008 no es una excepción. El peso del ritmo narrativo cae fuertemente sobre los hombros de dos niños (bueno, uno de ellos es una niña pez…) que como siempre no resultan para nada cargantes sino todo lo contrario: adorables, con carisma y con un sentido de la amistad y del amor que más de un adulto debería aprender.
La demostración de animación de un nivel superior que nos demuestra el Estudio Ghibli en esta película es digna de elogio, con momentos espectaculares como el del impactante tsunami que sufre el pueblo o los momentos bajo el mar. Una verdadera delicia visual con unos fondos a acuarela que simplemente maravillan. Una gozada.
La música del otro genio, o sea, del que aporta su puntito de magia a ciertas producciones de este estudio de animación, es perfecta para lo que nos muestra en pantalla. Como siempre, el binomio Miyazaki-Hisaishi vuelve a funcionar a las mil maravillas y somos testigos de una música creada para la ocasión de una manera espectacular, sin fisuras. Otra pequeña joya de este artesano de la música que nos está dejando un legado difícil de igualar.
Personalmente no creo que estemos ante una de las mejores películas de este director (es lo que tiene haber creado títulos como La Princesa Mononoke o El Viaje de Chihiro) pero no se le puede reprochar absolutamente nada con este largometraje. Miyazaki quería crear esta historia y nos la da muy bien hecha, narrada y con una animación simplemente espectacular. Da lo que promete y con una calidad en todos los aspectos de un nivel altísimo. Pienso que quizás estaba un poco cansado de crear unas películas más cargadas de mensaje moralista y con más peso dentro de sus historias y quiso darse un pequeño respiro para crear una historia más ligera, más directa y que pudiera disfrutar absolutamente todos sus espectadores.
Las críticas que cosechó por el infantilismo de la película y por ser un tanto vacía creo que son desproporcionadas y sin fundamento. Hay que ver y entender la película como lo que es. Y sí, todos queremos otra Mononoke, pero cada cosa a su tiempo. Además, después nos regaló una obra maestra (El Viento se Levanta) y no gustó a todos esos que criticaban Ponyo. Como dicen por ahí, nunca llueve a gustos de todos…